miércoles, 21 de enero de 2009

Capítulo XVII : El Tercer Mensaje de Fátima


El Tercer Mensaje de Fátima

No muchas personas saben o recuerdan el "Milagro de Fátima", cuando en Portugal entre 1.915 y 1.917 sucedieron varios fenómenos paranormales, entre los que se testimonió que una bola de fuego semejante al Sol -que no se veía porque estaba nublado- cayó sobre cientos de testigos venidos de todas partes del país para ver a la "mujer que descendió de una nube", y había dado a tres niños un ultimátum para la Tierra.

Un obispo del vaticano dijo que no podían anunciar el 3er mensaje de la mujer celestial porque destruiría la fe católica. El mensaje de esta niña consta así:

"No tengas temor, querida pequeña, te pido que hagas público para el mundo entero el presente mensaje, haciéndolo encontrarás fuertes resistencias. Escucha bien y pon atención a lo que te digo:

Los hombres se deben corregir, con humildes súplicas, deben pedir perdón por los pecados cometidos y que pueden cometer. Tú deseas que yo te dé una señal para que cada uno acepte mis palabras que, por tu intermedio, digo al género humano. Has visto el prodigio del Sol y todos, creyentes, incrédulos, campesinos, ciudadanos, sabios, periodistas, laicos, sacerdotes, todos lo han visto. Y ahora proclama en mi nombre:

Un gran castigo caerá sobre el género humano entero, no hoy, ni mañana, sino en la segunda mitad del siglo XX. Ya se lo había revelado a los niños Melania y Maximino, en "La Salette", y hoy te lo repito a ti porque el género humano ha pecado y pisoteado el presente que se le otorgará. En ninguna parte del mundo hay orden y Satanás reina sobre los más altos puestos determinando el andar de las cosas. Él, efectivamente logrará introducirse hasta la cúspide de la iglesia; tratará de seducir a los espíritus de los grandes científicos que inventan las armas, con las cuales será posible destruir en pocos minutos gran parte de la humanidad. Tendrá en su poder a los poderosos que gobiernan a los pueblos y los instará a fabricar una enorme cantidad de estas armas. Y si la humanidad no se opusiese, estaré obligada a dejar libre el brazo de mi Hijo.

Entonces vendrá el día en que Dios castigará a los hombres con tal severidad, como no lo hiciera con el Diluvio. Vendrá el tiempo de todos los tiempos y el fin de todos los fines si la humanidad no se convierte, y si todo quedase como hasta ahora, o peor, agravándose mayormente, los grandes y los poderosos perecerán junto a los chicos y a los débiles. También para la iglesia vendrá el tiempo de su más grande prueba: cardenales se opondrán a cardenales; obispos contra obispos; Satanás caminará en medio de sus filas y en Roma habrán cambios. Lo que está podrido caerá y lo que caerá nunca se levantará. La iglesia será ofuscada y el mundo envuelto por el terror. Tiempo vendrá que ningún rey, emperador, cardenal u obispo esperará a Aquel que vendrá, pero para castigar según los designios de mi Padre.

Una gran guerra se desencadenará en la segunda mitad del siglo XX. Fuego y humo caerán del cielo, las aguas de los océanos se convertirán en vapor y la espuma se alzará desordenando, y todo se hundirá. Millones y millones de hombres perecerán de hora en hora, y aquellos que queden con vida envidiarán a los muertos. Por todas las partes a las que se vuelva la mirada, habrá angustia, miseria, ruinas en todos los países. ¿Ves? El tiempo se avecina cada vez más y el abismo se alarga sin esperanza. Los buenos perecerán junto a los malos, los grandes con los chicos, los príncipes de la iglesia con sus fieles y los reyes con sus pueblos. Habrá muerte por todas partes a causa de los errores cometidos por los insensatos y por los partidarios de Satanás, el que entonces, y sólo entonces, reinará sobre el mundo.

Al final, cuando aquellos que sobrevivirán a cada evento queden aun con vida, proclamarán nuevamente a Dios y a su gloria y lo servirán como en otro tiempo, cuando el mundo no era así de pervertido.

Los ángeles de ayer, son los extraterrestres de hoy. Seres cósmicos visitarán la Tierra en nombre de Dios.

Ve mi pequeña, y proclámalo, yo a tal fin estaré siempre a tu lado para ayudarte.

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